Cuando nació este proyecto una de las cosas que tenía claras era que quería Contar historias y Conectar con Personas. Hoy comparto con vosotros la historia de Isabella Blade. La historia de una chica Española afrodescendiente de madre Dominicana y padre Guineano. Su relación de amor/odio con su cabello y una nueva manera de disfrutar de lo sencillo.
Dicen que todos los cambios son en cierto modo para bien y para mi esta nueva etapa con mi pelo natural rizado ha marcado un antes y un después en vida.
Hace casi un año decidí cortar por lo sano y dejar mi pelo al natural, sin tratamientos de alisado. Meses antes mantuve un periodo de transición, en el que llevaba el pelo recogido para no entrar en estado de cólera (no sabía cómo sobrellevar la doble textura en el cabello y no me gustaba llevarlo suelto).
Recuerdo la sensación que tenía horas antes de cortarme el pelo… Tenía muchísimo miedo, pero a la vez estaba convencida de que esta nueva aventura daría un giro a mi vida.
Estaba cansada de tener que depender del secador y la peluquería todos los días, y de tener miedo a la humedad y la lluvia.
No podía ir a la playa o a la piscina, sin planificar previamente, las horas de que debía dedicar a mi cabello para que quedara liso para poder llevarlo bien. Con llevarlo bien me refiero a que debía tenerlo seco y listo, para el resto de los días de la semana porque sino no me sentía cómoda conmigo misma.
Volviendo al día del gran corte, le pedí a mi hermana que no quería mirarme en el espejo hasta que me hubiera cortado todo el pelo para así no arrepentirme a medio proceso.
Cuando empecé a ver todo el pelo liso en el suelo, recuerdo que me cayó una lágrima por la mejilla. A día de hoy aún no se decir si fue por pena por contarme el pelo de golpe, o por felicidad de no sentirme atada a esa esclavitud.
Me sentí muy rara la primera vez que me vi con ese pelo cortito y rizado, la sensación de sentir esos rizos que hacía años que no sentía.
Fueron pasando los días y cada vez me gustaba más mirarme al espejo. Todos los comentarios que recibía eran buenos. Cosas como: ‘Que guapa estás’, ‘Que bien te queda el pelo así’, ‘Por fin eres tú…’
No puedo quejarme de nada, la verdad. Mi entorno acogió mi gran cambio muy positivamente y nunca pensé que fuera a pasar de esta manera.
Hoy por hoy, es una gran inversión de tiempo porque este pelo necesita mucha dedicación, incluso más de la que le doy. Pero no me quita tiempo de calidad y me permite disfrutar de muchas cosas que antes no podía hacerlas sin preocuparme de tener que pasar una hora secándome y estirando el pelo.
Puedo agradecerle a una muy buena amiga, que me insistiera día a día a que diera el paso. Por fin me quiero tal y como soy, y no puedo estar más contenta. Mi pelo por fin tiene vida y color, y creo que nada se compara a eso.
Isabel
Me ha encantado poder explicar mi experiencia, con suerte puedo ayudar a alguna persona que dude en dar el paso…
Muchas gracias por todo!!